La bulimia es un desorden alimenticio que afecta a muchas personas, comúnmente mujeres, que pueden dejar de verse como quisieran debido a ello. Una persona bulímica ingiere una gran cantidad de alimentos, miles de calorías juntas, y luego purga (vomita) esa misma comida. Los efectos adversos de esta ingesta y purga continua pueden ser enfermedades físicas y sicológicas de las que puede ser muy difícil recuperarse.
Vomitar es un enorme esfuerzo corporal. Boca, dientes, lengua, garganta, esófago, estómago y varios músculos se ven afectados cuando se vomita. Los efectos pueden ser irreversibles porque cada parte del cuerpo mencionada es lastimada. El ácido estomacal que sube por el esófago deteriora el tejido que protege las partes internas del cuerpo. Este ácido también reduce el esmalte dental. Un odontólogo puede identificar fácilmente cuándo una persona ha estado vomitando.
Pero purgarse de este modo hace más que eliminar la comida que se ha ingerido. El proceso elimina vitaminas, minerales, proteínas, calorías y otros elementos que el cuerpo necesita para estar sano. Lo más riesgoso es la pérdida de potasio, pero también la carencia de sodio, calcio, etc., es perjudicial para el corazón y los huesos.
Los efectos secundarios de la bulimia y los movimientos que varias partes del cuerpo efectúan cuando se vomita causan úlceras, estreñimiento, hemorroides y por supuesto desnutrición, la cual puede ser mortal cuando los órganos principales pierden su funcionamiento.
Los efectos sicológicos de la bulimia también son peligrosos. Los alimentos son fáciles de conseguir y de consumir, y son parte esencial de la vida. Los alimentos, especialmente la comida chatarra, a veces se usan para suplir necesidades desesperadas. Perder la autoestima va de la mano con tener una pobre auto-imagen.
Ingerir muchos alimentos a la vez da una sensación temporal de bienestar entre quienes sufren. La persona se siente tranquila, pero luego piensa que debe vomitar lo ingerido para no engordar. El sobrepeso causa una mala imagen y a la vez puede hacer que la costumbre (por lo general secreta) de vomitar sea descubierta, conduciendo a la vergüenza y la baja autoestima. Las personas bulímicas comienzan a tener problemas sociales y se alejan de amigos y familiares. En este punto la depresión ya es un problema grave.
Al principio una persona bulímica negará tener un desorden alimenticio y culpará a otras circunstancias o eventos por los efectos adversos que conocemos. Tanto el consumo como el vómito tienen sus efectos particulares. El desorden que se crea en la persona llega hasta el punto de crearle un círculo vicioso físico y emocional.
El comportamiento del bulímico es adictivo, por lo que el problema no es fácil de solucionar, y en ello mismo se explica la depresión que causa. Mientras más dure la adicción, más difícil será tratarla.
fuente: comobajardepesoya.com:
Vomitar es un enorme esfuerzo corporal. Boca, dientes, lengua, garganta, esófago, estómago y varios músculos se ven afectados cuando se vomita. Los efectos pueden ser irreversibles porque cada parte del cuerpo mencionada es lastimada. El ácido estomacal que sube por el esófago deteriora el tejido que protege las partes internas del cuerpo. Este ácido también reduce el esmalte dental. Un odontólogo puede identificar fácilmente cuándo una persona ha estado vomitando.
Pero purgarse de este modo hace más que eliminar la comida que se ha ingerido. El proceso elimina vitaminas, minerales, proteínas, calorías y otros elementos que el cuerpo necesita para estar sano. Lo más riesgoso es la pérdida de potasio, pero también la carencia de sodio, calcio, etc., es perjudicial para el corazón y los huesos.
Los efectos secundarios de la bulimia y los movimientos que varias partes del cuerpo efectúan cuando se vomita causan úlceras, estreñimiento, hemorroides y por supuesto desnutrición, la cual puede ser mortal cuando los órganos principales pierden su funcionamiento.
Los efectos sicológicos de la bulimia también son peligrosos. Los alimentos son fáciles de conseguir y de consumir, y son parte esencial de la vida. Los alimentos, especialmente la comida chatarra, a veces se usan para suplir necesidades desesperadas. Perder la autoestima va de la mano con tener una pobre auto-imagen.
Ingerir muchos alimentos a la vez da una sensación temporal de bienestar entre quienes sufren. La persona se siente tranquila, pero luego piensa que debe vomitar lo ingerido para no engordar. El sobrepeso causa una mala imagen y a la vez puede hacer que la costumbre (por lo general secreta) de vomitar sea descubierta, conduciendo a la vergüenza y la baja autoestima. Las personas bulímicas comienzan a tener problemas sociales y se alejan de amigos y familiares. En este punto la depresión ya es un problema grave.
Al principio una persona bulímica negará tener un desorden alimenticio y culpará a otras circunstancias o eventos por los efectos adversos que conocemos. Tanto el consumo como el vómito tienen sus efectos particulares. El desorden que se crea en la persona llega hasta el punto de crearle un círculo vicioso físico y emocional.
El comportamiento del bulímico es adictivo, por lo que el problema no es fácil de solucionar, y en ello mismo se explica la depresión que causa. Mientras más dure la adicción, más difícil será tratarla.
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